Todos fuera de la normalidad en Atypical
Hace unos años, se estrenó una serie en netflix que me pareció de lo más curiosa solamente con leer la sinopsis. Al ver el primer episodio ya estaba en mi salsa y la sensación de paz y conexión con ella no desapareció en capítulos posteriores. Tres temporadas han pasado ya de Atypical y ese agradable cosquilleo no se ha calmado en ningún momento. Si en modo alguno, una comezón puede ser tomada de manera positiva, el ejemplo más concreto sería el de lo experimentado con una serie familiar como esta..
La trama circula alrededor de un adolescente autista llamado Sam. Quiero decir, que el protagonista es él y que se centra tanto en su persona como en su entorno, es decir, donde reside y estudia y también las personas con las que trata: sus padres, hermana, amigo del trabajo, compañeros, profesores e incluso la psicóloga. Cuanto más cercano, más cosas conoceremos acerca de esa gente que es importante para Sam, de un modo u otro. No obstante, el narrador no es él, que es algo que quizás podría pensarse por defecto de la afirmación de que primero es él y luego todo lo que le concierna.
El agobio que podemos sentir todos (con mucha razón en algunos casos, de tener a alguien encima que apenas nos deja respirar) lo siente Sam en sus carnes. Por haber nacido de un modo diferente a la mayoría, ha podido tomar pocas decisiones y cada vez le gustaría ser más libre sin tener a una familia sobreprotectora, especialmente en el caso de su madre que no le deja ni a sol ni a sombra y le gusta tener todo controlado a su antojo. En la serie se ve precisamente cómo él lucha por salir de eso y ser más válido cada vez sin que nadie le saque las castañas. Él tiene muy claro muchas de las cosas que quiere hacer y está en su derecho de equivocarse a la hora de encontrar un amor o elegir qué estudiar. Más que llevar a alguien de la mano, lo mejor es ofrecérsela para que la tome cuando crea necesitarla.
Las complicaciones de la vida nos azotan a todos indistintamente de nuestra condición. En el caso de Sam, él no iba a librarse por ello, aunque su forma de enfrentarse a los reveses sea diferente, porque también lo es el modo en que la comprende. Su autismo hace que se lo tome todo demasiado a pecho, que opte por la literalidad cuando se le explica algo que puede tener una segunda lectura o que sea ligeramente abstracto. Sin embargo, es todo un luchador y muy inteligente. Siempre termina adaptándose a la situación y dando lo mejor de sí. Aunque a veces con sus asuntos enfade o meta en líos a los demás, no lo hace nunca desde la maldad, ya que no tiene ni una pizca de ella dentro sí. Él es todo inocencia. Es tan único y especial, que somos los demás, los «normales», quienes deberíamos aprender bastantes cosas sobre él.
Desde el plano de lo posible, en Atypical se nos relata una historia de ficción que, salvando las distancias, podría haberle sucedido a cualquier conocido de cualquier persona o incluso a alguien como tú o como yo. Esto se debe a que se nos muestra de un modo muy humano a todos los personajes, no solo a Sam y todos tienen preocupaciones y problemas en ocasiones y pueden ser románticos, familiares, laborales, estudiantiles o de cualquier otra índole.
Aún no se ha anunciado una cuarta temporada ni sé cómo será en caso de que llegue a realizarse. La bola de cristal nunca ha sido lo mío. En el hipotético caso de que se rompiera con todo lo visto hasta el momento, esta seguiría siendo una serie por la que bien vale la pena dejarse engullir.