Puesta hasta arriba con Quien a hierro mata
El pasado verano se estrenó Quien a hierro mata, la última (hasta la fecha) película de Paco Plaza, quien justamente un año antes se montaba en la cresta de la ola con Verónica, un film de terror que triunfó especialmente una vez que netflix la metió dentro de su catálogo en un montón de países.
Con Quien a hierro mata, por primera vez, el director valenciano deja lo paranormal de lado para meternos el miedo en el cuerpo a través de una historia de ficción sobre el narcotráfico que bien podría haber sucedido.
El protagonista, Mario (Luis Tosar) es un enfermero en una residencia de ancianos al que un día le toca encargarse del mayor capo de las drogas conocido por esa zona de Galicia donde se ambienta esta película de suspense. El viejo asegura estar retirado y que tan solo quiere que lo dejen morir en paz, aunque sus hijos no dejarán de provocarle e instarle a continuar con el negocio.
Los ritmos de la película están muy bien marcados. Tiene un inicio bastante fuerte, después nos va introduciendo conflictos y sobre la mitad más o menos nos señala, de manera directa, la razón de algunos comportamientos; por tanto se gira en torno a lo que eso desencadena, para finalizar con una escena desgarradora.
Es dura y realista. Llega en un momento además en que todavía se habla del éxito de Fariña y trata el mismo tema, pero desde la tranquilidad que te da el que sea puramente de ficción y no que esté basado en un ensayo controvertido y valiente que recoge hechos veraces de personas que hicieron tanto daño durante un tiempo.
Sin duda me ha parecido una buena película oscura con la que agarrarse a la butaca durante todo su metraje. De manera figurada, podría decirse que termine puesta hasta arriba con ella. Lo cual está muy bien.