Por la calzada de Good Omens al ritmo de Queen
Durante algo así como dos años, seguí el rodaje de Good Omens todo lo de cerca que las pantallas permiten. A través sobre todo de una red social en concreto desde la que se asoma al mundo uno de los dos creadores de la obra, se abría esa puerta a una serie que se ha realizado sobre todo como homenaje al co-autor que tristemente nos abandonó hace unos años.
La amistad forjada entre Neil Gaiman y Terry Pratchett dio de sí esa única colaboración que es «Buenos presagios» (Good Omens), ya que después, literariamente hablando, esos dos británicos llevaron caminos completamente separados.
Good Omens nos cuenta la historia de Crowley y Aziraphel, un demonio y un ángel que llevan milenios juntos, compartiéndolo todo, viviendo desventuras. El potente inicio con una voz en off en la serie nos muestra precisamente de un modo rápido algunas de las muchas cosas que hicieron y, para ello, no sólo tenemos una selección de escenas en diferentes épocas, sino también a los personajes principales vestidos en consonancia a la era en que se encontraban. Tras ese inicio (que en el libro también eran palabras mayores), ambos se encuentran ante el mayor desafío hasta la fecha: deben tratar de detener el armagedon. Esto viene a santo de un libro de profecías de Agnés, la chalada. A raíz de un lío con esas profecías y de un cambio de bebés, se arma la marimorena y tanto Crowley como Aziraphel harán cuanto esté en sus manos por salvar el mundo, mientras, paralelamente, va llegando su destrucción porque. bueno, como dirían ellos, resulta que es inefable.
El ritmo de la serie es trepidante de principio a fin. No en vano, se trata de una fiel adaptación de una novela sobresaliente que no solo tiene personajes excepcionales, sino que corren diversas aventuras y está repleta de momentos humorísticos. Mención especial se merecen además los actores del dúo de protagonistas, pues han sido interpretados majestuosamente por David Tennant (10º Dr. En Dr. Who o Killgrave en Jessica Jones) y Michael Sheen (a quien no conocía, pero no perderé la pista).
Al hablar de plataformas de vídeo por streaming, Amazon suele no ser nombrada con frecuencia. Al menos en el caso de España suele ser la gran olvidada, pero en su servicio de Prime Video es justamente donde se encuentra esta pequeña maravilla incluye de un modo u otro el mismo contenido que en el libro (como el detalle de que en un coche, pasado el tiempo suficiente toda cinta se convierte en música de Queen), e incluso tiene pequeños guiños que harán las delicias de los fans de esos dos grandes escritores contemporáneos. Además, el lazo del sr. Gaiman con ellos, el trabajar codo con codo venía de antes, pues es desde esa plataforma desde la que tenemos también American Gods, una adaptación mucho más libre de su libre homónimo, pero en la que está completamente involucrado por lo que no se trata de contenido arbitrario, sino de decisiones que él mismo, como padre de los personajes y el mundo, ha tomado.