Doctor Who (Tennant, el décimo Doctor)
El otro día ya hablé del vicio a Doctor Who, una serie de lo más entretenida de ciencia ficción que posee además el récord Guinness al ser la más longeva de su género, ya que recientemente cumplió 50 años y para conmemorar ese momento tan memorable, se hizo un capítulo especial con varios de los Doctores que han pasado por ella. Curiosidades aparte, si hace nada en mi post os contaba qué Doctor fue el que hizo que tanto Moi como yo nos estrenáramos ya de manera consciente en el visualizado de esta serie, sin saltarnos ni un capítulo y disfrutando de ella en condiciones, hoy toca que os cuente cosillas sobre la etapa del décimo Doctor, de ése que hasta el momento es mi favorito y dudo bastante que otro vaya a sacarle de su puesto, porque me ha gustado todo de la actuación de David Tennant que unido a los guiones de los capítulos en los que ha aparecido durante tres temporadas completas y un último año de especiales hasta dejar la serie, han sido de lo mejor. Echaré de menos a ese Doctor tan Constantine con esa gabardina, esos pelos despeinados, su elocuencia y sus zapatillas deportivas de distintos colores y también los guiones de Russell T. Davies, que es además el productor gracias al cual esta serie volvió tras el parón de varios años.
El cambio de Eccleston a Tennant (sin quitarle méritos al anterior), no pudo empezar mejor y es que la transformación en el especial de navida en que comenzó todo, fue una pasada, tanto por poder conocer a un nuevo Doctor que se mostraba tan animado y diferente del anterior y que incluso bromeaba con «cómo sería él esta vez», como por ver de qué manera se desenvuelve. Aunque, la mejor parte, sin duda, es cuando salva al mundo en bata y se compara con Arthur Dent de La guía del autoestopista galáctico, sobre la que habrá muchísimas más referencias e incluso un capítulo llamado 42, por lo que a los fans de las dos cosas (como es mi caso) nos han dado justo en el punto débil para tenernos sonriendo como tontos y con las orejas dando palmas.
El Doctor, ni aun siendo un crack y currándoselo como un campeón, es capaz de hacerlo todo y aunque siempre termina salvando el mundo en sus distintas líneas temporales y universos, muchas veces hay bajas, situaciones que ni él puede cambiar, e incluso parece que sea él mismo el culpable de que se den algunos de los hechos históricos más famosos y que sin su presencia jamás hubieran ocurrido. Pero todo lo hace con buena voluntad, arriesga su vida continuamente por salvar las máximas posibles y vencer a los malvados sean de la especie que sean y lo mejor de todo es que nunca lo hará con ningún tipo de arma de fuego, blanca, etc, sino con un pequeño destornillador sónico para manipular objetos y circuitos y sobre todo con el poder del ingenio e incluso el de la palabra, del que descubriremos muchas cosas tras su viaje a la época de Shakespeare con su encuentro con las Carrionite, y que terminará siendo vital (como otros tantos capítulos) para hechos posteriores de la historia.
Tres acompañantes femeninas pasaron por la Tardis durante la época de Tennant (Rose, Martha y Dona) y las tres ocuparon un hueco importante en su corazón, aunque terminó su viaje sin ninguna de ellas. Sin entrar en detalles, y siendo cada una diferente de la anterior, todas fueron importantes para que a él no se le fuera la olla, para apoyarlo y para salvarlo también en ciertas ocasiones, ya que aunque él sea el Doctor, también necesita de manos amigas, por mucho que dé tantos animos con su «Allons-y» y que tan efectivos sean.
En estas temporadas conocemos al Amo (quienes no lo hicieran ya de la serie clásica) y se descubren cosas de los Gallifrey (pueblo del Doctor) la identidad del rostro de Boe e incluso vemos qué hubiera pasado si no hubiera llegado a ocurrir algo que podría parecer menor que era de vital importancia para que todo acabara bien. También hay batallas contra los Dalek, varias invasiones alienígenas, se comienza la historia de River Song (a la que conoceremos bien cuando llegue el momento, y desde el siguiente Doctor) e incluso viajaremos a Pompeya un día antes de la explosión del volcán. Una gran variedad con diálogos y momentos de lo más memorables en unos capítulos llenos de ritmo y emoción con un Doctor que se las lleva a todas de calle, aunque haya a quien no le atrae en absoluto y le dice que tiene un peinado muy raro y que está demasiado flacucho.
La Tardis seguirá girando y haciendo que el Doctor viaje sin parar para cerrar las brechas del universo, curar a quienes lo necesiten y dejarnos a todos con la boca abierta, aunque tras más de 50 capítulos con este Doctor que siempre estaba a la carrera, que era el auténtico maestro de la improvisación y que era capaz de desatar incluso su propio «genki dama» con momentazos de dios, la transición será dura, pero todo lo que tiene un principio, tiene un final y por lo menos, por ahora, tan solo cambiamos de Doctor, pero la serie sigue con muy buena salud y esperemos que sea por mucho más tiempo.
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