Tensión y muertes por hacerse con el poder en «Juego de Tronos»
Bastantes años después que la mayoría, en esta santa casa nos sumamos al carro de Juego de Tronos el pasado diciembre.
La suscripción gratuita por el periodo de un mes de HBO nos permitió maratonear todas las temporadas (a falta de la última que se estrenaría en primavera) aprovechando las festividades varias de esas fechas.
Por supuesto, tiempo después, cuando se estrenó en todo el mundo el cierre de esa aventura que había durado varios años en emisión, decidimos que tendríamos una cita los lunes por la noche, después del trabajo, ya que jamás entró en nuestros planes verlo de madrugada en pleno estreno por mucho que tocase esquivar durante el día spoilers por todas partes. Era casi imposible no estar en la onda, no tener ni idea de que estuvieran echando los últimos capítulos de esta serie de fantasía porque, incluso sin tener interés alguno, se veían comentarios y entradas en todas las redes sociales, diarios y revistas digitales. Creedme, Juego de Tronos fue, posiblemente, la mayor moda en varios años. Tenía que tratar de no entrar en la pestaña de Google Now, tenía que ir de puntillas por todo internet hasta que me calzaba mi pijama de Lannister o de Stark (según la ocasión) y veía que se nos venía encima esa semana. Era como un ritual hasta que, poco después del tañido de campanas, llegara la calma y todo volviera a ser como antes, sin dragones, sin luchas por gobernar en los siete reinos.
Juego de Tronos es la adaptación de los libros pertenecientes a la saga «Canción de Hielo y Fuego» del consagrado escritor estadounidense George R.R. Martin que estuvo involucrado directamente con la serie audiovisual prácticamente en todas las temporadas, no solo para asegurarse de que saliera algo acorde a su obra, sino también para contarles cosas que les ayudaran a escribir los guiones y finalizarla, ya que todavía no ha escrito todas las novelas de que constará su relato de fantasía.
Tanto Juego de Tronos como Canción de Hielo y Fuego siguen sus caminos por su lado a partir de cierto punto. No es sólo porque estén en formatos distintos, porque la información que nos llegue de ellos difiera por el medio haciendo que haya recortes y cambios menores en la versión de pantalla para que funcione mejor, sino que queda bastante desligado de cosas que hay publicadas a día de hoy con personajes que no aparecen o con relaciones cambiadas; aspectos que, posteriormente, podrían tener más peso en la narrativa del autor.
Martin tiene fama de matar a sus personajes como si nada. Se suele bromear con el número de bajas e incluso se han visto libros tuneados con marcas por fuera con post-it supuestamente en cada momento donde muera alguien. Se exagera con tales afirmaciones aunque, curiosamente, también es cierto que no le tiembla el pulso para ello. Ya desde la primera temporada pude dar buena fe de ello. El desarrollo que se da a los personajes, incluyéndose a multitud de secundarios, es brutal.
¿Es recomendable esta serie llena de traiciones, romance, aventuras y fantasía? Sin duda. No es perfecta, pero su trama engancha una barbaridad, sus actores son de aúpa y el ritmo es más que adecuado para no aburrirse ni entre capítulos ni entre temporadas, aunque la última haya sido tan controvertida y su final no haya resultado del agrado de unos cuantos entre los que yo no me incluyo.