Rebound ( リバウンド)
Hoy os voy a contar la historia de cómo me he tirado meses, literalmente, con una serie de acción real hasta ventilármela. No es que no me gustara, pero entre unas cosas y otras, se quedó me quedó colgada. Todo empezó en verano, cuando después de haberme visto un par de dorama de llorar como un saco de magdalenas (una bolsa se antoja pequeña) vi Zettai Kareshi, del que hablé en este blog y entonces me puse a buscar un poco de información sobre los actores y demás y descubrí Rebound ( リバウンド), título que tuve en cuenta para más adelante, comenzando precisamente a verlo tras mi visionado de Bambino, a nada del viajecito a Tokyo, por lo que, estaba claro, que allí, sacando un partido a las horas que ni os podéis imaginar para exprimir al máximo el tiempo de la estancia, no vería nada de Rebound ni por aproximación. A la vuelta, entre el jet-lag, clases, web, trabajos de traducción y un larguísimo etc. ni me acordé de este dorama hasta que yendo a Barcelona en octubre por el Salón del Manga, aburrida en el AVE y con el portátil en mis rodillas, me puse algún capítulo más, pero igualmente, por otras razones diferentes, volví a dejar la serie de lado hasta que hace un par de semanas me la ventilé. Cabe decir también que en Barcelona conocí a Jerometa, de la que podéis (y debéis) seguir su blog para convertiros en unos jerohiistas de pro.
Comencé a ver a Rebound porque los dos protagonistas habían salido precisamente de Zettai Kareshi y me habían gustado sus interpretaciones y la serie. La detuve por cuestiones varias pero, también, porque no era lo que me imaginaba, ya que se trata de una historia inverosímil de una chica que engorda y adelgaza decenas de kilos prácticamente de la noche a la mañana, según transcurre todo. Es una comedia ligerita de amor y eso es lo que la salvaba de la quema, eso y que me hacía gracia la actriz con sus bobadas, aunque fuera todo tan exageradísimo. También, ayudaba que ella trabaje como periodista y que se pasase la vida en una pastelería, con ciertas paradas en la tienda de Katsudon de su padre, que son cosas sobre las que me mola escuchar cosas en japonés ya que el vocabulario asociado a esa profesión y a lo que uno puede encontrarse en ambos locales, me parece de lo más útil, personalmente, para usarlo. Vaya, que es por frikismo idiomático de mirar a sacarle tajada a esto de manera más o menos consciente, pero al menos entretenida.
Rebound es un dorama corto, de una sola temporada de 11 capítulos en los que vemos la evolución de Buuko y cómo afronta sus problemas de sobrepeso o las razones que la llevan a hacer dieta de vez en cuando y que vienen siendo por trabajo o por amor, básicamente. Pero bueno, aunque es una serie un poco tonta, tenía su aquel como para que la haya completado, aunque haya sido de un modo tan espaciado.
Próximamente hablaré de otra serie en el blog, pero ésta no es japonesa. ¿Qué será, será…?