Bambino
Antes de ir a Japón (que aunque pueda parecer que fue ayer ya han pasado un par de meses) me vi el dorama Bambino estrenando prácticamente con él esto de ver vídeos desde mi portátil nuevo, esa Chica Imposible de la que hablé en otro post, pero entre unas cosas y otras todavía no había escrito nada sobre él ya que di prioridad a contar un poco precisamente cosas del viajecito y después pues… el blog entró en un letargo involuntario, hasta hoy.
Bambino es un dorama de hace unos años que me llamó la atención porque era sobre un japonés que soñaba con ser chef en una trattoria. Entre mi amor por la pasta y que justo estaba estudiando (y sigo) japonés e italiano, pues me puse a verla y la verdad es que me la ventilé en unas pocas noches.
El protagonista de la serie es conocidísimo ya que ha salido en muchas más series y es uno de los miembros de la banda Arashi y si buscáis por internet por ella o por Matsumoto Jun, el actor, seguro que encontráis centenares de textos en todo idioma imaginable porque tienen clubs de fans en tropecientos países y todos los integrantes llevan ya bastantes años haciendo giras, sacando discos, trabajando en series, anuncios, programas de televisión, etc. aunque yo todo esto de idols (me da igual si femeninas o masculinos) lo ignoro bastante, así que fans de MatsuJun y Arashi, tranquis que os queda más para fangirlear, y si no habéis visto este dorama, apuntáoslo porque además de tener a este chico, el opening también es de este grupo y podéis encontrar su single si buscáis por «We can make it».
Volviendo al tema de la serie, tras este paréntesis o kit-kat o como queráis llamarlo, Bambino es un dorama de superación. En él, el protagonista sueña con hacerse un auténtico chef de la cocina italiana, todo un experto en la pasta y, tras trabajar en un pueblo de Fukuoka en un pequeño negocio, termina en Tokyo, por recomendación de su jefe, en el restaurante La Baccanale, un lugar donde el trabajo es mucho más duro de lo que se hubiera imaginado y donde con cada nuevo golpe (incluso literalmente), se levanta con más fuerza y ganas de cumplir su sueño, tenga que dejar lo que tenga que dejar por el camino. No es un tema original, y especialmente, los que vengan de los anime o manga deportivos ya lo verán más que trillado, ya que ahí todos persiguen ser los mejores en algo y tienen que recorrer un camino largo y duro para conseguirlo, pero aquí no hay tiros imposibles, puñetazos que reventarían galaxias o saltos de más metros de los que mide la Landmark Tower, sino que es todo bastante realista y se hace muy entretenida la serie al estar cada capítulo dedicado a un personaje distinto de los que rodean a este chavalito al que, debido a su inocencia y ganas de hacer todo cuanto antes, llaman Bambino, porque le falta por aprenderlo casi todo, como a un niño y tiene un carácter también de lo más infantil, aunque nunca se rinda.
Al estar en un restaurante italiano, hay cosas que se dicen en italiano y no solamente nombres de algunos platos o ingredientes, sino frasecillas sueltas y, como Bambino no está acostumbrado a ese ambiente, suele poner unas caras que son para partirse la caja, mientras que el resto del elenco anda más que suelto con esa jerga y con el ritmo frenético de descanso con un único día libre a la semana que suelen utilizar para dormir antes de que llegue el agobio del fin de semana, en el que La Baccanale no para de recibir clientes.
Mi personaje favorito de esta serie era el pastelero porque además de hacer unos dulces maravillosos, era un tío muy tímido y rarito con el que me reía siempre que salía y eso que al principio sólo ponía cara de circunstancias esperando su turno para entrar al baño, ocupado siempre por un protagonista que entraba ahí para desahogarse encerrándose donde nadie le pudiera ver.
En cuanto al restaurante en sí, no existe en la vida real, pero la mayoría de escenarios y edificios que salen en esta serie sí están allí en Roppongi, ese barrio de Tokyo en el que, por cierto, se encuentra la embajada española y también el museo de Arte, el más grande de la ciudad.