Cantando Heavy Metal junto a Aggretsuko
Desconozco en qué momento Aggretsuko se unió a mi vida. Sé que todavía no se habían emitido el especial de San Valentín y, por tanto, muchísimo menos la segunda temporada. Imagino que sería uno de esos días que, después del trabajo, me plantaría frente a la tele dispuesta a ver algo de Netflix en lo que esperaba a que viniera el otro ser humano que vive conmigo. El caso es que ni siquiera sabía que se trataba de una mascota de Sanrio (como Hello Kitty, Rilakkuma o Keroppi), pero ahora es mi favorita de ellas.
El nombre de la serie es un juego palabras que une «aggressive» con «Retsuko». Esto se debe a que la protagonista, una afable panda roja soltera que trabaja como oficinista y a la que cada dos por tres se le suben a la chepa, tiene sus momentos en los que estalla y se va al karaoke a cantar heavy metal con canciones inventadas sobre la marcha en las que suelta toda esa mierda que estaba tragándose dentro. Así se queda más relajada y puede afrontar nuevas situaciones.
Se trata de un anime de lo más adictivo en el que desde el minuto uno ya adoraba a Retsuko. Los capítulos son cortos y aparte se pasan volados por su ritmo y humor. Me encanta cómo se critica a tantos aspectos de la sociedad de una manera super firme, pero siempre con bromas de fondo y un tono distendido. Es genial cómo se habla de acoso laboral, de machismo o incluso de matrimonios por conveniencia de ese modo que es imposible que resulte pesado a nadie y que, sin embargo, da una buenísima visión del problema que cada tema puesto en entredicho supone.
Deseando echarle el guante a la tercera temporada me tienen. Me pregunto con qué nuevas historias del día a día de Retsuko sorprenderán esta vez.