Película

‘Persiguiendo a Kevin Smith’

De vez en cuando, en casa nos gusta hacernos ciclos de películas privados. Para ello escogemos sagas, géneros o directores y allá que vamos.

En lo que va de año han caído unos cuantos. Todos ellos han tenido el denominador común de que se trataba de revisiones. El último en el que nos hemos metido ha sido el de la filmografía de Kevin Smith, un chico de Jersey que adora los pequeños placeres como los cómics, el cine o la comida.

Una crítica cinéfila o el desgranar cada uno de los filmes es algo que no realizaré hoy. Prefiero hablar en su conjunto. Es curioso cómo desde Clerks el autor siempre ha puesto su inconfundible sello en cada una de sus creaciones. Se aprecia y disfruta de cada una que haya sido escrita y dirigida por él mismo. No es así si tan solo ha rodado, pero no ha trasteado con el guion, cosa que sucede en Cop Out (Vaya par de polis).

En todas sus historias nos muestra la importancia de los sentimientos, mostrados habitualmente desde personajes cotidianos y muy variados. Cada película tiene siempre: escenas con mensaje, dobles lecturas, crítica social, feminismo, humor y elementos propios que existen solo dentro de su mundo (los snoochie boochies o mooby’s, por ejemplo). Algo que suele darse también es una crítica al catolicismo, naturalidad ante el sexo, idas de olla, referencias a la cultura pop (especialmente a cómics y películas consideradas frikis como La Guerra de las Galaxia, El señor de los anillos o Tiburón).

Posiblemente su película más friki y divertida sea ‘Persiguiendo a Amy’, aunque lo es mucho más, en parte, tras haber visto Clerks y Mallrats. Esto se debe a que de por sí, sueltas están muy bien hiladas, pero en su conjunto son aún mejores. Al centrarse en Nueva Jersey hay personajes que se conocen o que han escuchado rumores sobre sucesos inusuales. Es decir, hay diversas referencias internas y personajes recurrentes que retroalimentan la obra. Dentro de estos personajes recurrentes los más populares (y también los mejores en mi opinión) son Jay y Bob el silencioso. El primero es un deslenguado que no se calla ni debajo del agua, anda más salido que el palo de un churrero y no tiene demasiadas luces; el segundo se expresa casi exclusivamente gesticulando, pero cuando habla sube el pan porque suele decir las cosas más inteligentes y certeras que uno se pueda echar en cara, además porta el cinturón de Batman y en él esconde, bajo su gabardina, todo tipo de instrumentos tan inverosímiles como divertidos y hasta útiles, en ocasiones.

No son películas típicas en absoluto. El toque característico y personal del autor se palpa en cada una. Merece enormemente dejarse absorber por ellas, ya no solo por sus historietas de manera individual, sino por esos guiños y cameos continuos, por esas referencias sobre aspectos de su entorno como el hacer que Matt Damon comente que de vez en cuando hace películas con el amiguete de turno por compromiso, mientras mira a cámara rompiendo la cuarta pared.

Como curiosidad, cabe decir que se hizo amigo de Stan Lee y que fue él quien lo invitó a realizar por vez primera un cameo en cine. Es decir, Kevin Smith fue quien provocó que, a raíz de Mallrats, uno de los padres de Spider-Man, Hulk y otros tantos superhéroes comenzase a aparecer brevemente en todas las películas de Marvel.

Son largometrajes no tan populares como los súper-taquilleros que están en boca de todos, por lo que de vez en cuando hay que reivindicar aunque sea brevemente el nombre de cineastas que, con su estilo, atrapan al público.

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